El Espejo de los Septenios

Cómo transitamos nuestras Etapas Biográficas

Rudolf Steiner desarrolló una hermosa y profunda teoría sobre los septenios, es decir, sobre estas etapas biográficas del ser humano.

Dividió la vida en períodos de 7 años, con una razón de Ser en cada uno de ellos.

A su vez, marcó una línea media de vida, y mostró cómo cada septenio de la primera mitad se relaciona con su septenio espejo de la segunda mitad de la vida.

Cada período tiene una función biológica específica y debe ser vivido plenamente para darle paso al siguiente.

La primera mitad de nuestra vida, es decir, aproximadamente los primeros 5 septenios, están relacionados con el afuera. Sin embargo, en los juegos y situaciones imaginarias que creamos de niños, se manifiestan algunos claros indicios de nuestro propósito.

En la segunda mitad de nuestras vidas,  a partir del 6to septenio, un poco más maduros en aspectos mentales y emocionales, comenzamos a ir hacia adentro, a darle la espalda a la sociedad para conectar con nuestro propio Ser.

Alrededor de los 40 años, podemos experimentar una “crisis” existencial.

Esta mal llamada crisis existencial no es más que el periodo de transición entre la vida orientada hacia lo externo y la vida orientada hacia lo interno.

Quienes no logran comprender esto, viven la segunda mitad de su vida luchando contra su propia naturaleza.

Quedan anclados en su pasado, repitiendo septenios en sus septenios “espejo”, buscando el significado de la existencia, en cosas, actividades o personas.

Pero quienes pueden comprender y ver la belleza de lo que está sucediendo, comienzan a vivir el período más profundo de sus vidas.

Ahora es cuando debemos encontrarnos con quienes realmente somos y ocuparnos exclusivamente de nuestra Tarea.

¿Cómo funcionan los septenios según Steiner?.

Esto puede servirnos para comprender nuestra propia evolución como humanos y evaluar en dónde estamos parados a nivel biográfico y cómo fuimos avanzando, hasta este momento, en las etapas de nuestro propio camino en el plano material.

PRIMER SEPTENIO (0 A 7), cimiento de la autoconfianza y la confianza en el mundo.

Luego del nacimiento el niño precisa de un nido en el sentido afectivo creado por el amor de los padres. Lo importante de este nido son las cualidades anímicas de amor más que las condiciones físicas de éste. Vínculo, cobijo, seguridad, protección, nutrición, calor, sentirse “visto”, son cualidades de bienvenida que el niño necesita vivenciar, y que le permitirán estructurarse confiado en sí mismo y en el mundo, se sientan las bases de la confianza para la vida. En el primer septenio el niño es una globalidad orgánica, emocional, y espiritual, por lo tanto las vivencias quedarán impregnadas de una manera global, en todo su ser. Percibe y recibe al mundo exterior, a través de los sentidos, que son como ventanas que se abren al nacer y lo conectan con el mundo exterior, el niño es como un solo órgano sensorio que no tiene filtros, la percepción no es nítida, pero lo anímico que lo envuelve le llega con mucha fuerza, el niño percibe como totalidad el cariño o la hostilidad, por ejemplo, si hay características de ansiedad, tristeza, rabia o crítica en la voz de la madre, o el padre (condición que envuelve lo físico), el niño lo percibirá, se sentirá rechazado, o abandonado, sentirá que algo en él no anda bien, y como la mirada amorosa de los padres estructura la confianza base en sí mismo y en el mundo, en el ámbito que no fue visto o que fue descalificado se estructurará inseguro de sí mismo.

SEGUNDO SEPTENIO (7 A 14), cimiento de la vida anímica, del mundo interior. La base de lo psicológico.

Es una etapa “Puente” entre las cualidades esenciales del primer septenio y el tercero, ni tan en el nido ni tan en el mundo, el niño ha tenido una primera etapa de formación de su individualidad en la convivencia con el nido, ha individualizado su cuerpo físico, y se ha construido la base de la confianza en sí mismo y en el mundo, esto continúa estructurándose en el segundo septenio. El niño ha aprendido a “volar” y está listo para “salir del nido y conocer el bosque”, que sería la escuela, en esta etapa de puente, la autonomía de vuelo es corta, y la nutrición del nido aún es de vital importancia.

El niño necesita de una AUTORIDAD AMADA, amor exigente, adultos formadores capaces de mostrarle al niño que el mundo es bello, de una manera verídica, imaginativa, sagrada, porque lo viven como verdad en ellos mismos. La autoridad amada debe entregarle una validación precisa al niño, el niño necesita sentirse “visto” y validado.

TERCER SEPTENIO (14 A 21), cimiento de los ideales, las propias verdades y metas, estructuración del sentido de la vida individual y trascendencia.

El joven atraviesa un umbral, la maduración terrena, tanto en el ámbito de lo sexual, como en la realidad global terrena. Se inicia el proceso de desarrollo de la propia identidad, surge la conquista de una relación nueva entre YO y EL MUNDO, hay una mayor consciencia.

El joven está en un despertar para la acción en el mundo, enfrentándolo y penetrándolo a partir de su interior, impulsado por ideales y metas. Al mismo tiempo vivencia el ser juzgado por el mundo, que lo lleva a un sentimiento de soledad y de que “nadie me comprende”. Donde me sitúo?, cuál es mi lugar en el mundo?, que piensan los otros de mí?.

Por un lado está desarrollando, buscando la propia identidad, desde su interior, y por otro lado requiere de amigos, guías, que le ayuden a encontrar metas terrenas de su existir, lo que es esencial y verdadero en él.

Por primera vez, vislumbra la imagen ideal de ser humano.

1ª Etapa: (14 a 16 años)

Niño: Conquista del mundo exterior, aventuras, viajes, interés científico, libros de aventuras, descubrimientos. Niña: Se profundiza el mundo interior del alma, importantes son las relaciones entre personas, los impulsos anímicos despiertan su interés. Diario de vida.

El adolescente siente un abismo que lo separa, de sus padres especialmente.

No comprende su vida interior y no sabe hablar de esa incapacidad.

2ª Etapa: (16 a 21 años)

Busca una comunidad a la cual pertenecer. Deseo de tener vivencias junto a otros. El joven queda contento al sentirse protegido por la comunidad que surge al sentir que comparten ideales y metas, pero esta experiencia se debilita, por eso gustan mucho discutir y disentir, encontrando en esas discusiones nuevos puntos de apoyo para la construcción de su identidad. En este punto lidera más la niña, por la madurez.

Bajo la apariencia de vehemencia y liviandad late un corazón sensible y solitario, que en momentos de soledad recuerda el sufrimiento por la pérdida del paraíso en la infancia, y entonces se revela furiosamente contra el mundo, y vuelve a sentirse solo e incomprendido.

CUARTO SEPTENIO (21 A 28 AÑOS), el YO trabaja sobre los impulsos, emociones, sensaciones y sentimientos de la individualidad.

El joven inicia el camino hacia la madurez terrena, el proceso de individuación. La capacidad humana de la autoconsciencia y la autoeducación serán las herramientas para conquistar poco a poco el llegar a ser un adulto libre y comprometido con el mundo. El Yo ha de permear las fuerzas que surgieron en el tercer septenio, las sensaciones, emociones y sentimientos de su individualidad. Preguntas naturales que surgen en esta etapa son: Como Yo vivencio al mundo y con esto a mí mismo?, quién soy?, quién quiero ser?, de qué soy capaz?. El joven busca el equilibrio de realizarse en el mundo, y de qué manera esa realización es verdadera consigo mismo, con su Yo, lo que lo conduce a tener una crisis de identidad.

CONQUISTAS Y PELIGROS DE ESTE SEPTENIO:

1. Conquistas:
- Desarrollo de mí en el mundo y para el mundo.
- Colocar las ideas en práctica.
- Intentar asumir con independencia y responsabilidad nuestras decisiones.
- Formar instrumentos de trabajo, conquista de un piso personal.

2. PELIGROS:
- Adaptación al mundo, preso en los papeles sociales y familiares.
- No tener chance de ser creativo/a o de tener iniciativas.
- Labilidad anímica, el YO ahogado en las emociones.
- Miedo al Fracaso, como consecuencia de la competencia a la cual el joven se ve expuesto después de su entrada al mundo.

QUINTO SEPTENIO (28 A 35), etapa de autoafirmación, de autoconfianza, el Yo debe fortalecerse, integrarse, un septenio más relacionado con el “Yo mismo” que con el mundo.

Es una etapa de mayor claridad en cuanto a quienes somos y a quienes queremos ser, hemos ido encontrando nuestro camino a través de los trazados realizados y lo recorrido con anterioridad. La persona siente la exigencia de ser ella misma, no es el simple hecho de lograr lo correcto sino que aquello logrado tenga valor para sí mismo. Albert Einstein dice “90% es transpiración y 10% inspiración”. Muchos jóvenes, poetas, músicos, y otros artistas entierran por completo sus geniales talentos a partir de esta edad, justamente por no comprender lo verdadera que es esta declaración de Einstein. En este período es cuando puede consolidarse la autoconfianza, lo cual demanda un trabajo de la voluntad.

La imagen de este septenio es “La Dama y el Caballero”. La Dama, va hacia adentro, cuida el sentido de la vida, la belleza, lo sagrado, es la fuerza interior (los ideales, la trascendencia), es la fuerza inspiradora. Es la calidez de los sentimientos, la capacidad de comprender (a la pareja, a los hijos, por ejemplo). El Caballero, va hacia afuera, realiza conquistas en el mundo externo, es el que actúa, el que tiene la voluntad para ir al mundo. Capacidad de concentración para realizar lo propuesto. Si la dama no va al mundo se queda ensimismada, y corre el riesgo de sentirse la víctima. Si el caballero no busca la inspiración, sus conquistas no tendrán sentido, se realizarán por fuerza, corre el riesgo de transformarse en el victimario.

JUNG:

- La mujer debe conquistar el animus (lo masculino)
- El hombre debe conquistar el ánima (lo femenino)

SEXTO SEPTENIO (35 a 42 años) El sentido está dentro de nosotros, de nuestra alma, estamos intentando apoyarnos en nuestro interior, pero claramente eso es muy difícil.

En este septenio nos enfrentamos a la crisis existencial biográfica, ella viene a nuestro encuentro (crisis significa cruce), para que desarrollemos nuestro propio núcleo existencial, lo que hagamos con esta crisis pertenece a la libertad, al libre albedrío, por lo tanto requiere de mucho coraje. La oscuridad terrena es lo que viene a nuestro encuentro, porque como hemos venido viviendo, siendo, haciendo, ya no nos da sentido ni verdad de nosotros mismos, no nos da respuesta para otorgar sentido a nuestra existencia, la oscuridad terrena ilumina nuestro interior. Es una etapa en la que aparece la sensación de vacío, lo que nos predispone al encuentro con uno mismo, se abren las puertas de la libertad interior, período de aceptación de sí mismo y de los otros, un ejercicio para la verdadera autoconfianza. Ha transcurrido la fase de TENER, tengo una familia, tengo un trabajo, tengo un hogar, etc. Aquí podemos optar, vivir desde el TENER (desde lo terreno) o desde el SER ( la trascendencia, el sentido existencial, el propósito).

Es una etapa de profundos cuestionamientos respecto de la vocación, tanto sea para cambiarla o para retomar aquella que se abandonó. La imagen de este septenio es el “Ser humano a pie”, lo que significa que se termina las ayudas externas, en el sentido de apoyarnos en el mundo para la autoconfianza, la auto validación, por lo tanto muchas veces nos encontraremos en una desolación total, sentimos mucha inseguridad, porque la seguridad la encontraremos en el mundo espiritual, en nuestro interior, luego, si hemos conquistado nuestra esencialidad, podremos sentirnos que formamos parte de algo superior.

JUNG caracteriza esta fase como aquella de la “Gran Muerte”, en lo anímico significa despojarse de la personalidad orientada hacia afuera, y en lo físico hay una merma de las fuerza.

Desde un cierto punto de vista estamos en la mitad de la vida. Esta crisis pertenece a la libertad, la cual se adquiere a través de la propia individualidad, existe la posibilidad de ocultar el vacío interior, de huir de sí mismo, evitando entrar en conflicto, echando mano al alcohol, las drogas, “medicamentos” para dormir, para levantar el ánimo, para tener energías, etc…

Pregunta esencial de este septenio: ¿Cómo encuentro el camino que me lleva a mi propia esencia, y mi esencia en el mundo?

ASPECTOS POSITIVOS DE ESTA CRISIS, ESTE CRUCE: Lo que el YO ha llegado a tener como intenciones, leitmotiv (el motivo conductor) y misión, puede realizarlo cada vez más concretamente en el mundo. Vamos trabajando cada vez con mayor fuerza, desde dentro hacía afuera, a partir de nuestras aptitudes innatas y adquiridas. Desarrollar la capacidad de ver las cosas en su origen, distinguir lo esencial de lo irrelevante, conectarnos concretamente con lo existencial y esencial en nosotros, ser capaces de superar nuestro egoísmo y ver a la otra persona en su esencia, ver al otro desde el otro, lo que nos permitirá relacionarnos con mayor tolerancia, y respeto hacia la personalidad y biografía del otro.

ASPECTOS NEGATIVOS: Si es que no tenemos el coraje de hacer este gran cruce, no llegaremos a tocar y conectarnos con el profundo y verdadero sentido existencial que está en nuestro interior, y correremos el riesgo de que a partir de este período biográfico nos convirtamos en grandes egoístas y déspotas, si no tenemos el coraje de ir hacia nuestro interior, no podremos percibir y recibir al otro desde el otro, no podremos ser tolerantes y tener una actitud positiva hacía los demás. No lograremos nuestro propósito natural de acercamiento al mundo espiritual a partir de esta gran segunda etapa de la vida.

SEPTIMO SEPTENIO (42 A 49 AÑOS), conquista de la autenticidad para poner en el mundo aquello para lo cual me siento llamado. En esta etapa llega a nuestro encuentro la gran oportunidad de limpiar y crecer para ir al encuentro de nuestro destino, a través del trabajo del Yo que reconoce objetivos, propósitos y valores propios. Es el primer septenio de la tercera gran fase biográfica, conquistar el reinado de sí mismo, la realización y entrega. La imagen de este septenio es “El Guerrero”, se requiere de mucho coraje y a la vez humildad para realizar la conquista de la autenticidad. Alrededor de los 42 años la biografía humana se encuentra marcada por una gran crisis existencial, y los septenios posteriores dependerán de lo que logremos transformar en nosotros mismos a partir de este septenio. A veces esta crisis es muy larga, como un eterno túnel en el cual se percibe la luz al final de éste, pero tardamos mucho en llegar a ella. No nos sirven las ayudas externas, nadie nos podrá ayudar a salir del pozo profundo en el cual muchas veces nos encontramos, debemos hacerlo por nosotros mismos. Hemos alcanzado la plena madurez, la plena conciencia de nuestro YO.

Lo que era funcional hasta ahora, ya no lo es, lo que nos sirvió en la vida para sobrevivir, ya no nos sirve. La clave para poder hacer lo verdadero que hay en nosotros, es el coraje y la humildad, porque para conquistar la autenticidad hemos de encontrarnos con las propias sombras, los ámbitos no resueltos en mí y en mi vida, percibir cuales son aquellas cosas que están entorpeciendo mi caminar libre, auténtico y verdadero, acepto aquello no me gusta de mí, acepto mi inmadurez, y me percibo reconociendo que actué con las fuerzas y la consciencia que hasta ese momento había tenido, luego de esta comprensión se hace necesario tener coraje y voluntad de hacerme cargo y de producir los cambios, para vivir en coherencia verdadera la segunda mitad de mi vida. Me puedo dar cuenta, por ejemplo, que en el momento de mi infancia o adolescencia, mis padres actuaron con las herramientas que podían manejar en ese momento, y eso es muy sanador.

Las preguntas que vienen a nuestro encuentro: Cuál es mi verdad?, cómo YO me comprometo con esta verdad?, cómo YO me posesiono para la realización de esta verdad?, qué es lo que debo dejar morir, qué cosas valen la pena reavivar, o incluso, que cosas pueden germinar en mí?

PELIGROS DE ESTE SEPTENIO
- Se acaba el culpar a otros, al mundo, por la propia situación.
- Sensaciones de impotencia y frustración
- Miedo a envejecer.
- Exagerar el liderazgo transformándolo en tiranía (hombres).
- Querer preservar el hogar “como antes”, prenderse de los hijos, querer tener más hijos (el “conchito”).

CONQUISTAS DE ESTE SEPTENIO
- Compromiso con lo autentico y verdadero en MI
- Humildad para el encuentro con las propis sombras.
- Coraje para la acción y para las cuestiones internas.
- Darse a sí mismo el propio valor, sin esperarlo del otro.
- Llegar a ser Yo cada vez más Yo.

OCTAVO SEPTENIO (49 A 56 AÑOS), el Yo trabaja para transformar los pensamientos y sentimientos en sabiduría.

Es el segundo septenio de la tercera gran fase biográfica, conquistar la visión global de las cosas, la ponderación, la armonía, y la relación entre el mundo interno y el mundo externo.

La imagen de este septenio es “El Rey /La Reina”, en la crisis de autenticidad del septenio anterior hemos ido conquistando lo verdadero en nosotros para la realización de la misión en la vida, en el octavo septenio, para adquirir la sabiduría del Rey/Reina, hemos de percibir que pide el mundo de nosotros, para poder gobernarnos y gobernar desde nuestra autenticidad, nuestra voz interna, y también considerando al otro, a las situaciones y temas biográficos que vienen a nuestro encuentro. Es un espejo del segundo septenio, por lo tanto es un septenio de puente, relacionar lo interno con lo externo. Relacionarnos con el mundo desde la sabiduría, la visión global, la calma, la gratitud, la armonía.

Puede ser una etapa de realización dedicándonos a “misiones humanitarias”.

Es una etapa en la que podemos descubrir y relacionar la sabiduría de las sincronías de nuestra biografía.

PELIGROS: Vivir en los extremos del puente, quedarme en mis convicciones, sin considerar el afuera, ponernos ortodoxos o por el contrario vivir para satisfacer las consideraciones del mundo externo sin considerar nuestra verdad interior. Quedarnos en el interior sin realizar en el mundo aquello para lo cual nos sentimos llamados, o por el contrario, volcarnos hacia el exterior en un afán de poder y de validación desde el mundo exterior. No percibir el contexto.

CONQUISTAS: La inteligencia se torna sabiduría con la ayuda de la vida práctica. La coherencia libre entre el pensar, el sentir y el actuar.

Vivir considerando la verdad interior y percibiendo las necesidades que tiene el mundo de mí, la mirada holística. Delegar el poder ejecutivo, asesorar a las nuevas generaciones, bajar los ritmos de vida laboral, si continuamos trabajando 10-12 horas nos enfermaremos.

NOVENO SEPTENIO (56 A 63 AÑOS). Trabajo del Yo en percibir la esencia, y lo esencial, tocando las esferas del bien, la armonía y la verdad.

La imagen de este septenio es “El Sabio”, quien debe lidiar con la vida interior y la vida concreta. Etapa de entrega de sí mismo al “hijo”, al “discípulo” , al “sucesor”, pasar el mando a los más jóvenes, las fuerzas físicas, sensoriales se van perdiendo, abriéndose una comprensión sabia y esencial. Mi vivencia se torna filosofía de vida.

PREGUNTAS: Cumplimos con nuestra tarea biográfica?, con nuestra “misión”?, qué queda aún por realizar?, transformar?, qué de lo que siento que está aún pendiente puedo aún realizar?

PELIGROS: Vivir en la añoranza de que “todo tiempo pasado fue mejor”. Vivir con la atención puesta en los sentimientos de culpa. Quedarse encerado en sí mismo, cerrarse para el mundo. Tornase mezquino y avaro. Tornarse crítico y desconfiado.

CONQUISTAS: Vivir/se desde la esencia. Vivir/se desde la percepción interior. Vivir/se lidiando con la vida interior y la vida concreta. Entregar y entregarse a las generaciones más jóvenes

Un empresario de 86 años, dueño de un gran emporio comercial, estaba en su lecho de muerte, muy pronto a partir, pero consciente. Lo rodeaba su familia, algunos buenos amigos y varios colaboradores.

Uno de ellos observo que tenía la mirada perdida y muy triste.

Se le acercó para decirle unas palabras sinceras y amistosas, “Don Arturo, mire que vida extraordinaria ha tenido, ha formado una gran familia, con mucho amor, tiene herederos muy bien preparados, sus amigos más íntimos siempre lo acompañaron, ha creado grandes empresas dándole empleo a muchísimas personas, es muy respetado por la sociedad y por nosotros, quienes hemos trabajado tan cerca suyo durante tantos años. Deja un hermoso legado. Debería estar feliz”.

Don Arturo lo miró a los ojos y con la voz muy débil le dijo lo siguiente: “Gracias por tus palabras, pero yo quería ser bailarín, no empresario y nunca encontré la fuerza interior para intentarlo”

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